El Arte de Preparar a la Empresas y Trabajadores para Navegar los Riesgos Digitales
- jjplasenc
- 22 abr
- 7 Min. de lectura

Los flujos de poder y cambios globales de la digitalización, que constituyen el nuevo campo de pruebas y posibilidades, se han convertido en lanzadera para el desarrollo de cambios estratégicos y operativos con un sentido humanistas dentro de las organizaciones. Las pequeñas y medianas empresas (Pymes), que conforman el tejido vital de nuestras economías, no son ajenas a esta transformación y deberán adoptar estrategias y habilidades para la gestión proactiva de los riesgos que condicionaran su futuro. En este articulo abordaremos el desafío con un enfoque constructivo ofreciendo herramientas útiles para la gestión.
Riesgos para Empresas y Trabajadores
Para las Pymes, el primer escollo es a menudo el más evidente, la inversión significativa con un retorno incierto (ROI). Cuando se habla de software, hardware, consultores, etc. esas cifras para un negocio modesto, pueden ser astronómicas, generando dudas como: ¿Valdrá la pena? ¿Cuándo se recuperará? La incertidumbre paraliza. Si sumamos la creciente dependencia tecnológica, que representa dejar procesos críticos en manos de “sistemas externos”, que crean vulnerabilidades operativas. Y, añadimos las vulnerabilidades de ciberseguridad, las tensiones a todo nivel aumentan, ya que un simple click erróneo o una protección insuficiente pueden desencadenar dificultades como la paralización de operaciones, robo datos sensibles y/o la erosión de la confianza y/o imagen. Finalmente, y quizás la mayor duda para las empresas es la resistencia al cambio que afecta el desarrollo de las iniciativas. La cultura empresarial, las rutinas arraigadas, o el miedo a lo desconocido pueden deteriorar la mejor de las iniciativas tecnológicas.
La digitalización puede impactar con fuerza a los trabajadores, que ven cómo sus habilidades pueden volverse obsoletas de la noche a la mañana. El experto que usaba hojas de cálculo complejas se enfrenta a un software que lo automatiza, o el artesano que dependía de su destreza manual ve surgir máquinas que replican su labor con precisión. Generando ansiedad laboral y, también resistencia al cambio. El miedo a no poder aprender, o ser innecesario, es una barrera humana legítima y poderosa en el horizonte, el temor a la posible reducción de plantilla, y/o ser sustituidos por algoritmos o robots, son condiciones que no se pueden ignorar. Esta transición puede acentuar la brecha digital entre grupos de edad, dejando atrás a aquellos con menos exposición previa a la tecnología o menor facilidad de adaptación, creando divisiones y frustración en los equipos.
Estos riesgos son reales, aunque no un destino ineludible. Son desafíos que, abordados con inteligencia, empatía y proactividad, pueden transformarse en oportunidades. La clave está en aprender a navegarlos con éxito, lo que exige acciones que ponga a las personas en el centro, en paralelo con la adopción tecnológica.
Acciones para Navegar los Riesgos con Propósito
La respuesta es fundamentalmente estratégica y humana. Aquí encontrarán un conjunto de acciones para mitigar las amenazas y maximizar el potencial de la digitalización:
1. Planificación Estratégica antes que Impulso Tecnológico: Antes de invertir, es esencial conocer las razones para digitalizar, qué problemas se quieren resolver y cómo se medirá el éxito, más allá del ROI financiero inmediato: mejora de procesos, satisfacción del cliente, capacidad de innovación. Ejemplo: Una pequeña cadena de tiendas minoristas invirtió en analizar el flujo de clientes y el inventario antes de comprar un software de gestión de inventario, identificando que la rotación de un 20% de sus productos era el principal problema a resolver.
2. Inversión Gradual y Modular: No es necesario digitalizarlo todo a la vez. Implementar soluciones por fases, en áreas específicas, permite aprender, ajustar y demostrar valor con inversiones más pequeñas. Limitando el riesgo financiero y la dependencia inicial. Condición: Conocer la interconexión de los procesos para asegurar la integración gradual sin problemas.
3. Cultura de Ciberseguridad: El Primer Cortafuegos es el conocimiento y la disciplina de las personas. Invertir en formación básica y continua para todos los empleados sobre phishing, contraseñas seguras, y manejo de datos es más rentable que recuperar una brecha de seguridad. Según varios informes, el error humano sigue siendo un factor clave en la mayoría de las brechas de seguridad(1). Una cultura de seguridad reduce drásticamente este riesgo.
4. Programas de Recapacitación (Reskilling) y Mejora de Habilidades (Upskilling) Proactivos: Identificar qué habilidades digitales serán necesarias y ofrecer formación accesible y personalizada antes de que las habilidades actuales queden obsoletas, favorece la digitalización. No es solo enseñar a usar un software, sino también a usar los datos e información, comunicarse digitalmente, y a resolver problemas en entornos virtuales. Ejemplo: Una imprenta que digitalizó sus procesos de diseño y preimpresión, ofreció cursos de software gráfico avanzado y gestión de archivos digitales a sus operarios más experimentados, para favorecer su integración y productividad.
5. Mentoría Intergeneracional y Colaboración: Fomentar que los empleados con más experiencia digital colaboren y enseñen a los menos familiarizados, permite cerrar la brecha digital, al tiempo que fomenta la cohesión del equipo y el respeto mutuo. Condición: Crear un ambiente de confianza/colaboración donde pedir ayuda no sea visto como debilidad.
6. Comunicación Transparente y Empática: Abordar la ansiedad laboral con honestidad y transparencia, explicando los motivos de la digitalización, cómo afectará los roles y qué apoyo brindará la empresa para la transición, e involucrando a todos en el proceso, pidiendo su opinión y feedback, minimiza las motivos de la resistencia que nacen del miedo a lo desconocido y a sentirse excluido(2).
7. Redefinición de Roles y Creación de Nuevas Oportunidades: La digitalización elimina algunas tareas, pero crea otras(3). Analizar qué nuevas funciones son necesarias (gestión de datos, atención al cliente online, marketing digital, soporte técnico interno) y priorizar la capacitación y reubicación de empleados antes de pensar en reducciones de plantilla. Ejemplo: Una empresa de logística que automatiza parte de su almacén, y capacita a sus empleados para operar los nuevos sistemas, realizar mantenimiento básico y/o trabajar en la gestión de la cadena de suministro digital.
8. Fomentar Habilidades 'Humanas' Complementarias: A medida que la tecnología se encarga de tareas rutinarias, invertir en la formación de las habilidades productivas que las máquinas no pueden replicar como el pensamiento crítico, creatividad, empatía, liderazgo, negociación, y adaptabilidad, son claves para el futuro del trabajo y la empresa.
El Papel del Liderazgo Gerencial y Directivo
El compromiso de la gerencia es esencial para desarrollar estas acciones. Los líderes deben ser los impulsores del cambio, comunicadores de la visión y guardianes del enfoque humanista. Su papel implica:
Ser el Ejemplo: Mostrar disposición a aprender y usar las nuevas herramientas.
Invertir: Dedicar tiempo, energía y recursos a la formación y el apoyo a los empleados.
Ser Paciente: Entender que la adaptación lleva tiempo y que habrá errores en el camino.
Fomentar la Cultura del Aprendizaje: Crear un entorno donde la experimentación y la adquisición de nuevas habilidades sean valoradas y promovidas.
Escuchar Activamente: Prestar atención a las preocupaciones y el feedback de los trabajadores.
La digitalización es un proyecto de negocio y de personas, no solo de tecnología.
¿Qué tipos de acciones emprender? El Pragmatismo es Clave
No hay una opción útil para todos. Las acciones genéricas (cursos online masivos, software estándar sin personalización) pueden ser rápidas y baratas, pero a menudo fallan porque no se ajustan a la realidad de la Pyme o a las necesidades concretas de sus trabajadores. En contraste, las acciones adaptadas (programas de formación a medida, desarrollo de software propio) son potencialmente más efectivas, pero prohibitivamente costosas y lentas para la mayoría de las Pymes.
La solución más flexible, es un enfoque mixto y pragmático. Utilizar herramientas estándar (plataformas de formación online, software accesible) adaptando su implementación, seleccionando los módulos más relevantes, y complementándolos con sesiones internas de contextualización, mentoría y resolución de dudas específicas del negocio. La formación en ciberseguridad, por ejemplo, puede basarse en materiales estándar, incluyendo ejemplos de correos de phishing realistas para el sector de la Pyme. La recapacitación puede usar cursos online generalistas, acompañados de proyectos internos donde los empleados puedan aplicar las habilidades aprendidas a sus tareas.
La Importancia de los Programas Piloto
Antes de lanzar un nuevo Proyecto(tecnología) o un programa de formación a toda la empresa, realizar un programa piloto es una iniciativa invaluable. Seleccionar un pequeño grupo de empleados o un área específica para probar la nueva herramienta o metodología permite:
Validar Supuestos: ¿Realmente la tecnología resuelve el problema? ¿El programa de formación es efectivo?
Identificar Errores: Corregir fallos técnicos o metodológicos antes de que afecten a toda la organización.
Recoger Feedback: Entender las dificultades, la utilidad percibida y las sugerencias de mejora desde la perspectiva de los usuarios finales.
Construir Embajadores Internos: Los participantes del piloto, si la experiencia es positiva, pueden convertirse en promotores del cambio.
Cuantificar el Impacto: Medir el ROI (en sentido amplio) y los desafíos de implementación a pequeña escala.
Un piloto bien diseñado reduce drásticamente el riesgo de una implementación a gran escala fallida y permite ajustar el rumbo antes de comprometer mayores recursos.
La Red y la Visión a Largo Plazo
Más allá de las acciones internas, las Pymes pueden beneficiarse de la colaboración y el networking (4). Compartir experiencias sobre digitalización con otras Pymes, aprender de sus éxitos y fracasos, y explorar alianzas para acceder a recursos o formación de forma conjunta. Las cámaras de comercio, asociaciones sectoriales y plataformas online pueden ser cruciales en esto.
Además, es vital mantener una visión a largo plazo. La digitalización no es un proyecto con fecha de fin, sino un proceso continuo. El mercado, la tecnología y las habilidades requeridas seguirán evolucionando. Adoptar una mentalidad de aprendizaje continuo y adaptación constante es clave para la supervivencia y la prosperidad en la era digital.
La ola digital es poderosa e implacable, pero sus riesgos para la empresa y trabajadores – financieros, tecnológicos, de seguridad y, sobre todo, humanos – pueden ser mitigados y transformados. El camino exige inversión (no solo de dinero, sino de tiempo y esfuerzo), liderazgo comprometido y una dosis generosa de empatía y pragmatismo. Al implementar acciones paralelas centradas en las personas las empresas pueden aprender a gestionarlos, abriendo un futuro de nuevas oportunidades para el negocio y las personas que lo hacen posible. Es el momento de actuar y aprender a navegar juntos.
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